Cuando hablamos de la seguridad que aporta la posición A CONTRAMARCHA (ACM) con alguien por primera vez siempre surgen las mismas dudas: Se va a aburrir, irá incómodo porque no le caben los pies, no le veo, se mareará, ya es muy mayor, …
Y es que es increíble cómo todas esas cuestiones surgen cuando se habla de los sistemas ACM, pero esas mismas preguntas no se las hacen los padres, tíos, abuelos u “opinólogos” cercanos cuando piensan en comprarle a sus hijos una silla de frente.
En España tenemos tan asumido que lo habitual es lo seguro, que no genera ninguna duda … simplemente se compra y ya está, creando falsos mitos sobre las sillas a contramarcha simplemente porque son algo desconocido.
Vamos a desmontar uno a uno esas preguntas que siempre se hacen los padres más incrédulos.
MITO No. 1
IRÁ INCÓMODO, NO LE CABRÁN LAS PIERNAS
Antes esta afirmación yo siempre pregunto lo mismo: “¿Qué es lo primero que buscas cuando te sientas en el taburete de un bar?”
El papá/mamá se quedan pensando y como con vergüenza responde “apoyar los pies”
Bien!! ¿Pues entonces por qué nos empeñamos en nuestros hijos viajen incluso horas con los pies colgando?
Los niños colocan las piernas de mil posiciones diferentes que nosotros (sobre todo a cierta edad de madre) no podemos ya ni imaginar hacerlo. Llevan las piernas estiradas, dobladas como los indios, hacia los lados, una doblada y la otra estirada,…
Ellos van cómodos así. Como irían incómodos es sentados como los adultos porque no les llegan las piernas al suelo
Debemos recordar que no son adultos, son niños y los niños no son adultos en miniatura, son niños!!
Respecto al espacio disponible en una silla ACM, pues no podemos ni debemos imaginar a un niño de 4 ó 5 años en un grupo 0+, porque las sillas adecuadas para ellos son sillas a contramarcha pero para” niños mayores”
Sillas donde ya no se da tanta prioridad a un amplio reclinado, porque ya no lo necesitan, y que por tanto permiten disponer de más espacio para para poder llevar las piernas cómodamente como ellos quieran.
Y es que, aunque algunos no se lo crean, es posible seguir viajando a contramarcha después de los “huevitos” o “maxicosis”